Estando fuera de Costa Rica, recibí un muy mal servicio una mañana al ir a desayunar al restaurante del hotel en el que me hospedaba. Ordené huevos benedictinos, y cuando los trajeron y corté el primer pedazo me salió un pelo pequeño. Inmediatamente le dije al mesero lo que había sucedido y le enseñé el pelo. Se llevó el plato para adentro, cuando inmediatamente la Gerente del restaurante vino a indicarme que yo estaba equivocada, que ese pelo era mío, porque estaba segura que no era del cocinero. Yo le indiqué que mío no podía ser, y ella me seguía argumentando que del cocinero no podía ser porque el cocinero era calvo. Pasó el mal rato, y me dijo que a pesar de que sabía que no era del cocinero, iba a cambiarme el plato. Al día siguiente, tuvimos que ir a desayunar al mismo restaurante, porque era el del hotel, y la misma Gerente, en son de burla y como tono de mofa, me preguntó que si ese día también iba a pedir huevos benedictinos.
Lema a la hora de brindar mi servicio:
Buenos días, buenas tardes o buenas noches. Mi nombre es Vanessa y espero poder ayudarlo, lo que necesite, sólo indíquemelo. Estamos para servirle.